CUALQUIER PERSONA PUEDE SER
ESPIADA A TRAVÉS DEL WHATSAP
Como ahora esta tan de moda el espionaje, con esto de que los EEUU
tenía montada una red de espionaje a los países europeos, he visto una noticia
que me ha llamado la atención y se me han venido a la cabeza una serie de
preguntas: ¿hasta qué punto perdemos nuestra privacidad con las redes sociales?
¿Hemos perdido nuestro derecho a la privacidad? ¿Cuánto grado de dependencia
tenemos sobre las redes sociales? ¿Son buenas o son malas?
Se entiende por privacidad, el nivel de protección de
que disponen todos los datos e informaciones
que una persona introduce en una red social, en cuanto al grado de accesibilidad a ellos que otros usuarios o internautas pueden tener. Las
redes sociales son una herramienta de ocio muy útiles, pero como todo, las
tenemos que usar con sensatez y criterio.
Sus ventajas: la CERCANÍA que posibilita estar en contacto con tus
amigos, se puede COMPARTIR mucha información como videos, fotos, artículos de
periódicos, puede generar CONOCIMIENTO al compartir noticias de interés general
y pueden MOVILIZAR, este último punto es muy importante ya que son unas buenas
herramientas para el activismo político y cómo podemos ver en la Primavera
Árabe han jugado un importante papel en las revoluciones.
Sus inconvenientes: FALTA DE PRIVACIDAD, ya que publicas muchos datos sobre
tu información personal.
Vemos que los inconvenientes son pocos, pero aquí entra en juego, la acción
del ser humano, el uso que nosotros les damos y es que los seres humanos somos
seres que tenemos la capacidad de prever, pero no la desarrollamos lo suficientemente
como para ver las consecuencias, es decir, primero creamos el problema y después
la solución, dicho de otra manera, primero creamos la enfermedad y después la
vacuna, en vez de anticiparnos a las consecuencias y no crear tales problemas.
Estamos en un punto donde las redes sociales son la panacea, poca gente se
resiste a no tener al menos una red social ya que vivimos en una sociedad 2.0,
donde dependemos totalmente de las tecnologías. Y no es que sean ni buenas ni malas,
sino que debemos de tener la suficiente cabeza como para hacer un buen uso de
ellas y no depender totalmente de estos “cacharros”.
Por lo que para cerrar esta breve reflexión formulare una pregunta: ¿hasta
qué punto estamos dispuestos a utilizar las redes sociales en detrimento de
nuestra privacidad? ¿Valoramos suficientemente nuestra privacidad como un
derecho fundamental del que todo ser humano debe de gozar? ¿Cómo algo tan
privado como es el móvil se convierte a la vez en algo tan público a través de
las redes sociales? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Mi recomendación es no utilizarlas a lo loco y siempre pensando en las
consecuencias y usando con total responsabilidad, sin llegar a los excesos, ya
que la red puede crear dependencia y se puede convertir en una droga altamente
perjudicial para nuestra salud.
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