viernes, 27 de diciembre de 2013

Reforma de la ley del aborto

Después del atracón navideño que hemos metido al cuerpo estos días, toca un poco de reflexión. Creo oportuno  hablar sobre el aborto, un tema muy delicado que ahora mismo ocupa todo los telediarios, tras el anuncio del gobierno de la nueva ley. Estas palabras se las dedico a todos los que han elaborado esta ley:

Abortar…
NO es asesinar, es un derecho de la mujer.  No por tener una ley a favor del aborto quiere decir que se vaya a matar fetos como en una batalla campal, sino que se le da a la mujer la posibilidad de elegir qué hacer con su feto, sin imponerle lo que debe o no debe hacer.

Abortar…
NO es una cuestión de Estado, es una cuestión privada.  ¿Quién es el estado para decidir sobre una cuestión tan privada como es tener un bebé dentro de tu cuerpo? ¿Acaso tiene la potestad el gobierno de entrometerse de esta manera en el ámbito personal? Se está privatizando los servicios públicos mientras en este aspecto metéis al estado dentro del cuerpo de la mujer sin dejarle libertad para decidir. ¿Habéis oído hablar sobre la libertad negativa?

Abortar…
Por malformaciones en el feto, NO es ser un sectario. Abortar en esas condiciones es algo muy respetado, porque la mujer no solo está decidiendo por ella, sino por dos, por lo que si la madre no le va a poder dar una vida digna ya sea por falta de recursos económicos o otras razones, no tiene por qué tenerlo. Pero..¿no es un poco irónico querer que las madres tengan a sus hijos con malformaciones mientras se está recortando la ley sobre dependencia?

En mi opinión, debemos  utilizar el sentido común, nadie debe entrometerse en algo tan privado como es tener un hijo, ni imponer nada en base a sus creencias, porque estas simplifican el pensamiento  y la capacidad de reflexión. No se debe destruir los logros conquistados en el pasado, porque entonces es cuando volvemos al pasado y retrocedemos Necesitamos progresar conforme demande la sociedad y creo que el sentir general de todos los ciudadanos españoles  es que es una ley abusiva para la mujer.


La solución no está en ser tan tajante, sino en abogar por el consenso, respetar decisiones tan intimas, respetar y apoyar a las embarazadas, reivindicar el papel de la paternidad, pero lo que está claro es que interferir en el ámbito personal no soluciona nada.

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